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Según los antiguos griegos, Delfos era considerado el ombligo de la tierra y allí se encontraba el Oráculo de Apolo.
El Oráculo de Delfos se estableció entonces como centro de una red de peregrinaje, donde tanto soberanos como particulares acudían al templo de Apolo, esperando que el oráculo les aconsejara a la hora de tomar decisiones de importancia.
Grandes multitudes se acercaban a Delfos en busca de orientación para sus decisiones. El oráculo proveía sanción divina para las decisiones políticas, se ratificaban leyes e incluso constituciones, se aprobaba la fundación de nuevas ciudades y colonias, también se aconsejaba sobre emprendimientos de todo tipo.
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