Ya lo sabemos. Es incómodo, complejo, difícil. Hablar con nuestros hijos e hijas de sexo, del sexting, pornografía, prostitución, drogadicción, prostitución infantil, acoso sexual y bullying, por mencionar algunos, es algo que tendemos a evitar y posponer.
Pero entre adultos, y ahora con acceso a un océano abierto de fuentes de información en redes sociales e Internet en general, simplemente los temas nos llegan sin pedirlo. Porque simplemente están ahí, a la mano, en el día a día, en la noticia, en el reporte, el acontecimiento o en el chisme del familiar o amigo cercano.
Es cierto, tocamos estos temas. Pero solo superficialmente, y la mayoría de las veces de forma superficial y casi nunca nos vemos reflejados en ellos.